3 La enseñanza de la bioética

En un momento en el que la tecnología domina la atención médica, la enseñanza de la ética y la bioética se vuelve esencial para todos los alumnos, particularmente para aquellos que estudian en el campo de las ciencias de la salud. En el contexto de los países de escasos recursos, la enseñanza de la bioética contribuye a una mejor comprensión de las relaciones entre las ciencias y la sociedad y a una mejor definición de las prioridades en salud pública. Quienes enseñan bioética en países de escasos recursos deben tener en cuenta el contexto socio-ecológico en el que se desarrolla su enseñanza. Las respuestas a los problemas de bioética clínica son diferentes según el origen étnico, el género, la situación económica, el origen y las diferencias culturales (68). Tener en cuenta estos aspectos beneficiará la correlación clínica durante la docencia.

Los países de escasos recursos tienen muchos problemas en común y también presentan diferencias. Una de estas diferencias es el nivel económico del país (36). El primer grupo de países económicamente extremadamente pobres tiene pocos profesionales, como Haití o los países subsaharianos. Para responder a sus necesidades, las naciones ricas tienen la obligación moral de ofrecerles una cooperación plena en la educación bioética en todos los campos del desarrollo (70). Esta cooperación significa financiar los cursos de bioética, estimular el regreso de los profesionales a su país y desalentar la fuga de cerebros, y formar a los docentes locales. En estos países, la educación en bioética debe tener en cuenta las necesidades básicas de la población para enfatizar los derechos humanos a la salud. Utilizando la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO (69), los extranjeros y los profesores locales deben tener cuidado de no aumentar las frustraciones de los alumnos en el contexto de la escasez de recursos. Por el contrario, deben estimular su autoestima, sentido de autonomía y su imaginación para proponer soluciones éticas sostenibles.

El segundo grupo está representado por países, donde los indicadores económicos pueden permitir políticas adecuadas en salud y educación. El último informe de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas refleja un discreto cambio positivo de estos indicadores (71), pero los mayores problemas siguen siendo las inequidades sociales. Países como Brasil, Argentina, Chile y Colombia se clasifican como económicamente emergentes. Es decir, estos países presentan un rápido crecimiento de la industrialización y un rápido crecimiento en la participación en la economía global. Desde la década de los noventa, el reconocimiento de las inequidades sociales en estos países ha producido un importante trabajo sobre bioética entre las ONG en derechos humanos y la academia (71). Esta asociación y el análisis de las inequidades nacionales y globales condujeron a un enfoque global de la bioética. En el campo de la educación, desde finales de los noventa, los programas de bioética para las carreras de salud y la promoción de la bioética en la sociedad y los medios de comunicación han ido en aumento (70).

Chile y México presentan grandes disparidades en sus poblaciones, aunque sus economías los ubican en países de rango medio. Cuba y Santo Domingo son pobres de forma más homogénea, pero todos estos países han desarrollado la bioética con la ayuda de la Organización Mundial de la Salud en la década de los noventa, y han puesto el foco en la bioética clínica y la bioética de la investigación con humanos en sus programas educativos (68). Este segundo grupo tiene experiencias en educación ética, sin embargo, como México y Colombia pueden asumir los costos de esta, para Cuba y República Dominicana es más difícil y necesitan ayuda financiera para ello.

Todos los demás países representan un tercer gran grupo con diferentes situaciones económicas, pero su carácter principal es la inequidad, la escasa experiencia de la democracia y el reciente comienzo de la bioética. La inequidad aparece en los indicadores de desarrollo humano por género, etnia (particularmente origen indígena) y condición de discapacidad (72). Por lo general, la democracia es solo de nombre y la corrupción suele estar presente. La bioética está poco desarrollada, pero los médicos y enfermeras individuales son sensibles a la salud y la bioética, y están trabajando para promoverla (73). Estos países necesitan ayuda organizativa, educativa y, en ocasiones, financiera dirigida directamente a la academia. Paraguay es uno de los países que forma parte de este tercer grupo.