13 reglas esenciales para la redacción científica efectiva

Redacción
Investigación
Publicación
Autor/a

Alcides Chaux

Fecha de publicación

5 de enero de 2024


¿Alguna vez te has preguntado cómo ciertas publicaciones científicas logran transformar temas complejos en narrativas cautivadoras que resuenan con una amplia audiencia?

La respuesta yace en el arte de la redacción científica.

Imagina un puente que conecta el mundo de las complejas ideas científicas con la mente curiosa del público lector. Ese puente es la redacción científica, una herramienta poderosa que puede transformar el conocimiento más intrincado en algo accesible y cautivador. Pero, ¿cómo se construye ese puente?

¿Qué secretos deben conocer los escritores para hacer que sus palabras no solo informen, sino también inspiren y enganchen?

Te invito a sumergirte en el fascinante mundo de la redacción científica. Verás que cada frase es una oportunidad para iluminar y que cada palabra cuenta en el desafío de hacer accesible el conocimiento. Compartiré 13 reglas esenciales que no solo garantizan precisión y claridad, sino que también despiertan el interés de los lectores.

1. Redacta con claridad, brevedad, precisión y parsimonia

En el mundo de la redacción científica, cuatro características son fundamentales: claridad, brevedad, precisión y parsimonia. La claridad es esencial — cada término y oración deben ser comprensibles para cualquier lector, independientemente de su experiencia previa en el tema. El uso de un lenguaje sencillo y directo es crucial para transmitir conceptos complejos de manera efectiva.

La brevedad es otra característica clave. Consiste en expresar ideas con el mínimo de palabras sin perder la esencia del mensaje. Esto implica eliminar frases innecesarias, muletillas y cualquier elemento que no aporte valor. El desafío es ser conciso, pero completo, eligiendo palabras que aporten significado y sustancia al texto.

La precisión se refiere a la exactitud en la elección de palabras. Es vital seleccionar términos que reflejen de manera precisa lo que se quiere comunicar. La precisión evita ambigüedades y clarifica el propósito de cada afirmación.

Finalmente, la parsimonia implica simplificar la redacción al máximo. Esto no significa reducir la calidad o la cantidad de la información, sino presentarla de manera contundente y directa, evitando complicaciones innecesarias. Una redacción parsimoniosa facilita la comprensión y ayuda a mantener la atención del lector en el mensaje principal.

Al combinar estos cuatro elementos, la redacción científica se convierte en una herramienta poderosa para compartir conocimientos y descubrimientos de manera efectiva y accesible.

2. Usa oraciones cortas, directas y factuales

Para una comunicación científica efectiva, es fundamental escribir oraciones cortas, directas y factuales. Las oraciones breves facilitan la expresión clara de los hechos, evitando confusiones innecesarias.

Idealmente, cada oración debe contener entre 10 y 20 palabras. Superar las 25–30 palabras puede complicar la comprensión, por lo que es aconsejable dividirlas en dos o más oraciones.

Las oraciones largas suelen ser un desafío para el lector. Al contener demasiada información, pueden generar confusión y dificultar la comprensión del mensaje. Además, en las oraciones extensas, el sujeto y el verbo a menudo se separan, lo que puede causar ambigüedad o malentendidos.

El uso de un procesador de texto es útil para contar palabras en una oración. Realizar esta práctica con frecuencia ayuda a los escritores académicos a desarrollar una intuición para identificar y evitar oraciones excesivamente largas. Esta técnica es una habilidad valiosa en la redacción científica, asegurando claridad y precisión en la transmisión de ideas complejas.

3. Incluye solo una idea central por oración

La claridad en la redacción científica no solo depende de la brevedad y direccionalidad, sino también de limitarse a una única idea central por oración. Es crucial que cada oración aborde un solo concepto. Esto permite una mayor comprensión y enfoque en el punto específico que se está tratando.

A menudo, las oraciones se alargan debido a la inclusión de múltiples ideas. La estrategia más efectiva en estos casos es desglosarlas en oraciones separadas, cada una enfocada en un único concepto. Esta separación ayuda a aumentar la claridad y facilita la comprensión del lector.

Además, para reforzar la idea central, es importante mantener el sujeto y el verbo lo más cerca posible. Esta cercanía evita confusiones y asegura que la oración se mantenga centrada en su mensaje principal. Así, cada oración se convierte en una unidad de información clara y precisa, mejorando la calidad y legibilidad del texto científico.

4. Estructura las oraciones en párrafos temáticos

La organización de las oraciones en párrafos temáticos es esencial para mantener una estructura clara y lógica en la redacción científica. Agrupar oraciones que comparten un hilo temático en un único párrafo ayuda a mantener el enfoque. Esto facilita la comprensión del lector.

Es importante evitar párrafos demasiado largos. Los párrafos largos pueden ser agotadores y dificultar la captación y retención de la información.

Una técnica efectiva para controlar la longitud y organizar los párrafos es escribir una oración por línea. Esto proporciona una estimación visual clara de la longitud de cada oración y facilita la reestructuración del texto. De ahí, podemos mover y agrupar oraciones de manera efectiva, formando párrafos temáticos coherentes.

Así, se crea un flujo lógico en el texto, en el que cada párrafo aborda un aspecto particular del tema general. Esto contribuye a una comprensión más profunda y estructurada del contenido científico.

5. Emplea la voz activa

El empleo de la voz activa en la redacción científica es un medio eficaz para transmitir mensajes de manera clara y concisa. En el ámbito académico, a menudo consideran la voz activa como inapropiada o menos elegante. A pesar de estos prejuicios, la voz activa aporta contundencia y efectividad al texto.

Este prejuicio se basa en la idea de que la voz pasiva proporciona objetividad científica. Sin embargo, la investigación científica es realizada por personas — son los investigadores quienes descubren, miden, y catalogan.

La voz pasiva puede dar una impresión errónea de que los hallazgos ocurren por sí solos, como en la frase «se ha encontrado que». Esta construcción gramatical despersonaliza el proceso de investigación.

La voz activa, en cambio, transmite la idea con mayor fuerza y claridad. Por ejemplo, la frase «se ha llegado a la conclusión de que el cambio climático es causado por la actividad humana» se puede expresar de manera más directa y breve como «concluimos que la actividad humana causa el cambio climático». Esta última versión, más corta y precisa, aclara quién es el agente de la acción.

En la redacción científica, es fundamental buscar la claridad y la brevedad. Por tanto, no temas usar la voz activa, ya que logra transmitir mejor las ideas. La voz activa refuerza la acción directa de los investigadores en sus descubrimientos y análisis.

6. Elige palabras sencillas

En la redacción científica, debes evitar el uso de jerga técnica específica de una disciplina. La jerga es apropiada entre especialistas o en documentos técnicos. Sin embargo, la redacción científica busca ser accesible y comprensible para la mayor cantidad posible de personas.

Una práctica recomendable es compartir el borrador final de un trabajo científico con amigos, familiares y parejas, no solo con colegas o profesores. Esto aumenta las posibilidades de recibir retroalimentación valiosa y mejorar la claridad del texto.

La elección de palabras sencillas es esencial. Siempre que sea posible, debes optar por la opción más simple y directa. Por ejemplo, en lugar de decir «individuo del sexo masculino», es más claro y directo decir «hombre». Igualmente, «precisamente en este momento» puede simplificarse a «ahora».

Esta práctica de elegir términos sencillos mejora la legibilidad del texto. También lo hace más atractivo y comprensible para una audiencia más amplia. Esto es esencial en la comunicación científica.

7. Evita las abreviaturas

En la redacción científica, es preferible minimizar o evitar el uso de abreviaturas. Las abreviaturas, especialmente las no estándares o las creadas por el autor, imponen un esfuerzo mental adicional para el lector. Esta carga puede entorpecer el flujo de lectura y dificultar la asimilación del contenido.

Por ello, cuanto menos se recurra a las abreviaturas, mejor.

Además, es crucial evitar las abreviaturas en los títulos del reporte y en los encabezados de secciones. El uso de términos completos en estas áreas esencialmente visibles asegura una mayor claridad y facilita una comprensión rápida del tema central del texto.

Mantener la simplicidad en la redacción mejora la legibilidad. También hace que el contenido sea más accesible para una amplia gama de lectores. Este es un objetivo clave en la comunicación científica.

8. Selecciona verbos adecuados

En la redacción científica, seleccionar el verbo adecuado es esencial para transmitir el mensaje de forma clara y eficaz. Los verbos simples y directos son preferibles, ya que comunican la acción o el estado de manera efectiva.

Es importante evitar el uso excesivo de verbos copulativos como «ser» o «estar», que pueden hacer las oraciones más largas y menos claras. Por ejemplo, cambiar «se ha encontrado» por «hemos encontrado» o, mejor aún, «encontramos», hace que la oración sea más directa y comprensible.

La elección del verbo correcto también influye en la longitud y complejidad de la oración. Un verbo preciso y bien elegido puede eliminar la necesidad de cláusulas adicionales o explicaciones complejas. Esto hace que la oración sea más concisa y al punto.

La claridad en la elección de verbos es vital en la redacción de la metodología y resultados de un estudio. Aquí, cada palabra debe transmitir una acción o conclusión específica sin ambigüedades.

9. Restringe el uso de adverbios

Siguiendo la recomendación de Mark Twain, eliminar los adverbios innecesarios es una práctica valiosa en la redacción científica. Los adverbios, aunque pueden ser útiles en ciertos contextos, a menudo son prescindibles si se elige el verbo correcto. El uso de adverbios para modificar un verbo puede ser un indicativo de que el verbo seleccionado no es el más idóneo.

Eliminar los adverbios superfluos, sobre todo los que terminan en «-mente», es fundamental para mantener la claridad y comprensión del texto. La redacción científica debe ser directa, evitando elementos lingüísticos que puedan obstruir o diluir el mensaje central.

Esta práctica de depuración mejora la legibilidad del texto. Contribuye a la precisión y eficacia en la comunicación de ideas complejas. Un texto claro y bien redactado comunica las ideas de manera concisa y precisa, sin adornos lingüísticos innecesarios.

10. Elimina palabras redundantes

Las palabras redundantes no aportan significado adicional y solo contribuyen al abultamiento del texto. Deben, por tanto, ser eliminadas de la redacción científica.

Estas redundancias pueden ser evidentes, como en los ejemplos «subir arriba» o «entrar adentro». Ejemplos menos obvios incluyen «lapso temporal» (o de tiempo), «veredicto final», «opinión personal», «base fundamental», «antecedentes previos», «resultado final» o «colaboración mutua». En todos estos casos, la segunda palabra no añade valor y puede ser omitida sin afectar el significado.

Identificar palabras redundantes puede requerir práctica y atención, pero es un ejercicio valioso para mejorar la claridad y concisión del texto. Es común encontrar redundancias en documentos de diversas áreas, y su uso frecuente puede hacer que pasen desapercibidas.

En la redacción científica, es esencial ser directo y preciso — no hay lugar para palabras innecesarias. La eliminación de redundancias debe ser realizada con determinación, como quien cuida de un jardín retirando las malas hierbas. Este proceso de depuración mejora la legibilidad del texto, reforzando la precisión y calidad de la comunicación científica.

11. Escoge tiempos verbales apropiados

En la redacción de reportes de investigación, es primordial el uso adecuado de los tiempos verbales. El tiempo presente y el pretérito simple son suficientes para cubrir las necesidades de la mayoría de los reportes científicos.

El tiempo presente es ideal para presentar datos actuales o conocimientos ya establecidos. Este tiempo verbal transmite una sensación de relevancia y actualidad.

Por otro lado, el pretérito simple es el tiempo adecuado para informar sobre los resultados obtenidos en la investigación. Proporciona una narrativa clara y directa de las acciones y descubrimientos pasados.

Es crucial que, a lo largo del reporte, se comprenda claramente quién realizó cada acción, cuándo y cómo se llevó a cabo. Los verbos deben usarse para comunicar de manera efectiva las acciones y procesos de los investigadores. Esto facilita la comprensión y el seguimiento de la investigación.

Aunque en ocasiones se pueden utilizar otros tiempos verbales, te recomiendo hacerlo con moderación. Los tiempos verbales complejos o menos comunes pueden generar confusión en los lectores. Mantener la simplicidad en los tiempos verbales ayuda a asegurar que el texto sea accesible y claro.

12. Mantén una estructura lógica y secuencial

Para garantizar la efectividad de un artículo de investigación, es indispensable mantener una estructura lógica y secuencial. Esta organización comienza con una introducción clara, planteando el problema de investigación. Se sigue por secciones bien definidas que abordan los métodos, los resultados obtenidos, la discusión de estos y, finalmente, las conclusiones.

La introducción debe ser informativa y atractiva, captando el interés del lector y estableciendo la relevancia del tema. Los métodos deben ser descritos con suficiente detalle para permitir la reproducibilidad del estudio.

En la sección de resultados, se presenta el análisis de los datos obtenidos. En la discusión se interpreta su significado en el contexto del campo de estudio. Por último, la sección de conclusiones resume los hallazgos clave y sugiere posibles direcciones para futuras investigaciones.

Mantener esta estructura coherente facilita la comprensión del lector. También refleja la rigurosidad y el método científico aplicado en la investigación.

13. Revisa y edita

Una etapa crucial en la redacción de un artículo científico es la revisión y edición. Este proceso requiere tiempo y atención — una buena redacción científica, a menudo, pasa por varias rondas de correcciones.

Es fundamental revisar el contenido. Todas las afirmaciones deben estar respaldadas por evidencia. Todos los argumentos deben ser lógicos y coherentes.

La edición se centra en la claridad, fluidez y corrección del lenguaje. Esto incluye la comprobación de la gramática, ortografía, puntuación y estilo.

También es el momento de eliminar redundancias, asegurarse de que cada palabra y frase agregue valor al texto. Verifica que se sigan las reglas discutidas anteriormente, como la brevedad, uso de la voz activa y eliminación de jerga.

Es aconsejable tomar un descanso entre la escritura y la edición para regresar al texto con una perspectiva fresca. Además, puede ser de gran ayuda obtener comentarios de colegas o mentores, y de personas sin conocimiento técnico del área. Pueden ofrecerte perspectivas distintas y señalar áreas de mejora que tal vez no percibas.

La revisión y edición meticulosa asegura la precisión y claridad del texto. Hace que el mensaje sea más efectivo y el reporte más profesional y respetable en la comunidad científica y académica.

Conclusión

La redacción de un reporte de investigación es un arte que requiere precisión, claridad y atención a detalles. Hemos explorado 13 reglas esenciales, desde la estructura lógica del artículo hasta la importancia de una revisión y edición meticulosas.

La claridad, brevedad, precisión y parsimonia son pilares fundamentales. Es igualmente importante el redactar oraciones y párrafos bien estructurados, el uso adecuado de tiempos verbales, y la eliminación de jergas y palabras redundantes.

Una buena redacción científica facilita la comprensión y retención de la información por parte del lector. También refuerza la credibilidad y el impacto del trabajo de investigación. Mediante una comunicación efectiva, los descubrimientos y conocimientos pueden ser compartidos y valorados adecuadamente dentro de la comunidad científica y más allá.

Considera aplicar estas reglas en tu próxima redacción científica. Dedica tiempo a perfeccionar tus habilidades de escritura y no subestimes el poder de un texto bien redactado. Recuerda, cada palabra cuenta en la travesía de transmitir el conocimiento científico al mundo.


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