Desmontando mitos: 3 verdades esenciales sobre la investigación científica

Investigación
Autor/a

Alcides Chaux

Fecha de publicación

23 de diciembre de 2023


¿Alguna vez has sentido que el mundo de la investigación es exclusivo, inaccesible o reservado solo para mentes prodigiosas?

Prepárate para cambiar esa percepción. Hoy, desafiaremos algunas de las ideas más arraigadas y persistentes sobre la investigación científica.

En este artículo, nos adentramos en el corazón de 3 mitos comunes que rodean la investigación científica y los desmontamos uno a uno. Desde la creencia de que investigar es un lujo de países ricos, pasando por la idea de que se requieren enormes sumas de dinero, hasta la percepción de que solo los genios pueden ser investigadores, vamos a explorar la realidad detrás de estos mitos y revelar cómo la investigación es en realidad una aventura apasionante y accesible para todos.

Con un enfoque basado en experiencias personales, ejemplos globales y una comprensión profunda de la naturaleza de la investigación, este blog no solo desmitificará estos conceptos erróneos, sino que también te inspirará a ver la investigación como una herramienta poderosa para el cambio y el progreso.

Mito 1: La investigación es un lujo de países ricos

A menudo se percibe la investigación científica como un lujo reservado para las naciones más acaudaladas. La creencia generalizada sugiere que los países con recursos limitados deberían priorizar necesidades apremiantes como la alfabetización y la atención primaria de salud antes de aventurarse en la investigación. Este enfoque, aunque bien intencionado, subestima el poder transformador de la investigación.

La investigación no es un lujo, sino una herramienta crucial, especialmente en contextos de escasez. Lejos de ser un gasto secundario, la investigación es el medio más eficaz para determinar cómo distribuir los recursos de manera más eficiente y abordar las necesidades primordiales de manera efectiva.

Recientemente participé en un debate significativo sobre el uso más efectivo de los fondos donados a un hospital público en Paraguay. Mientras la mayoría favorecía la adquisición de medicamentos para pacientes de bajos recursos, una solución con beneficios inmediatos pero limitados, propuse una estrategia a largo plazo: invertir en la formación en investigación científica del personal sanitario.

Esta inversión en educación no se limitaría solo a mejorar habilidades clínicas generales, sino que se enfocaría en capacitar al personal en la realización y aplicación de investigación científica. Al dotar a los profesionales de la salud con conocimientos y herramientas para investigar, podemos fomentar un enfoque proactivo en el manejo de la salud. Esto significa no solo tratar las enfermedades conforme surgen, sino también desarrollar métodos preventivos y estrategias de tratamiento más eficientes basados en evidencia científica.

Un personal capacitado en investigación puede identificar tendencias de enfermedades, evaluar la eficacia de los tratamientos actuales y proponer innovaciones basadas en datos concretos. A largo plazo, esto no solo mejora la calidad de la atención médica, sino que también puede conducir a un uso más eficiente de los recursos, incluyendo los medicamentos.

Por supuesto, la compra de medicamentos sigue siendo crucial, pero la inversión en educación y capacitación en investigación científica ofrece una solución más holística y sostenible. Este enfoque no solo eleva el nivel del cuidado de salud en el presente, sino que también sienta las bases para un futuro en el que el hospital no dependa exclusivamente de donaciones para mantener un alto estándar de atención médica.

Hay numerosos ejemplos globales que demuestran el poder de la investigación en contextos de recursos limitados. Países que han invertido en investigación han logrado avances significativos en diversas áreas, desde la agricultura hasta la tecnología, adaptándose a sus necesidades y recursos específicos. Por ejemplo, naciones en desarrollo han mejorado sus rendimientos agrícolas y seguridad alimentaria a través de investigaciones en técnicas de cultivo y gestión de recursos naturales. En el ámbito de la salud, la investigación local ha llevado al desarrollo de tratamientos y estrategias preventivas adaptadas a las necesidades específicas de la población.

Estos casos subrayan que la investigación no solo responde a necesidades inmediatas, sino que también sienta las bases para soluciones sostenibles y mejoras a largo plazo. La investigación es un catalizador para el desarrollo, proporcionando a las naciones, independientemente de su nivel de recursos, la capacidad de enfrentar desafíos complejos de manera estratégica y efectiva. En lugar de considerarla un lujo, deberíamos ver la investigación como una inversión esencial en el futuro de cualquier nación.

Mito 2: Investigar es extremadamente costoso

El mito de que la investigación es inherentemente costosa persiste en los círculos académicos, pero esta visión es demasiado simplista y no refleja la realidad completa. Es cierto que no se puede investigar sin fondos; sin embargo, esto no implica que todas las investigaciones requieran enormes sumas de dinero.

Primero, es fundamental entender que los investigadores no financian sus proyectos de su bolsillo. Los fondos provienen de diversas fuentes como gobiernos, fundaciones, ONGs, e instituciones privadas. En mis años de experiencia en investigaciones nacionales e internacionales, nunca he pagado personalmente por los materiales necesarios. Esta es la norma en el mundo de la investigación, no una excepción afortunada.

La escala de los presupuestos de investigación varía según el tipo y la naturaleza del estudio. No existe un investigador experimentado que considere que los fondos disponibles sean suficientes, incluso aquellos que manejan presupuestos millonarios. Sin embargo, dentro de los límites presupuestarios, es posible realizar investigaciones significativas y de calidad.

Un aspecto crucial a agregar es el impacto de investigaciones realizadas con presupuestos modestos. Ejemplos notables incluyen estudios de bajo costo que han logrado avances significativos en áreas como la salud pública y la tecnología. Estos casos demuestran cómo la innovación y la creatividad pueden compensar las restricciones financieras.

Además, la colaboración entre distintos sectores, como la academia, el gobierno y la industria privada, puede expandir las oportunidades de investigación y aliviar la carga financiera. Este enfoque colaborativo es especialmente beneficioso en países con recursos limitados, donde la combinación de esfuerzos puede maximizar el impacto de los proyectos de investigación.

Por último, la tecnología y las herramientas digitales juegan un papel fundamental en la reducción de los costos de investigación. El uso de software de código abierto, plataformas de colaboración en línea y recursos educativos gratuitos proporciona a los investigadores acceso a recursos que pueden disminuir considerablemente los gastos operativos y de investigación.

Los investigadores muchas veces deben trabajar con recursos limitados, lo que fomenta la creatividad y la innovación para explorar sus preguntas de investigación. Además, la investigación no solo consume recursos, sino que también puede generar ingresos. Los productos, servicios y patentes derivados de la investigación pueden ser fuentes lucrativas de ingresos, como lo demuestran claramente las empresas farmacéuticas.

Comparar los costos de la investigación con los beneficios que aporta revela una perspectiva más amplia. La afirmación de que investigar es costoso se desvanece cuando consideramos el costo de no investigar. La investigación científica es esencial para comprender y mejorar la realidad. Si nuestro objetivo es hacer del mundo un lugar mejor, la investigación no es un gasto, sino una inversión invaluable. En esta perspectiva, ningún costo es demasiado alto si el resultado es el bienestar de la humanidad.

Mito 3: Hay que ser muy inteligente para investigar

El mito de que hay que tener una inteligencia excepcional para ser investigadores es una concepción errónea y limitante. La investigación, como cualquier profesión, requiere habilidades y conocimientos específicos, pero no está reservada exclusivamente para mentes prodigiosas.

La comparación de la investigación con otras profesiones es esencial. Ser investigador no es radicalmente distinto de ser médico, abogado, ingeniero o educador. Cada una de estas profesiones tiene su arte, su técnica, su cuerpo de conocimientos y estándares de calidad. La investigación no es una excepción.

La formación de nuevos científicos es un proceso social y práctico. La verdadera formación en la investigación no se adquiere únicamente a través de estudios formales como maestrías o doctorados, sino principalmente a través de la práctica activa y la mentoría. Los interesados en convertirse en científicos deben sumergirse en el mundo de la investigación. Esto implica unirse a equipos de investigación y participar activamente en proyectos. La experiencia práctica es insustituible en este campo.

La historia de la ciencia está llena de investigadores que no encajaban en el molde del «genio solitario», pero que hicieron contribuciones significativas gracias a su perseverancia y colaboración. Estos ejemplos subrayan que la investigación es una empresa colectiva, donde el trabajo en equipo y una variedad de perspectivas son cruciales.

Además, la diversidad en la investigación es un aspecto vital. Personas con diferentes antecedentes y experiencias aportan enfoques únicos, enriqueciendo el proceso de investigación y fomentando descubrimientos innovadores. Esto demuestra que la investigación no es exclusiva para un grupo selecto de individuos excepcionales, sino accesible a todos los que están dispuestos a comprometerse y aprender.

Es crucial reconocer que el fracaso y el error son componentes inherentes de la investigación. Muchos avances científicos han surgido de errores y fracasos, y la habilidad para aprender de estas experiencias es tan importante como cualquier talento natural. Esta perspectiva ayuda a fomentar una mentalidad de crecimiento, donde la resiliencia y la adaptabilidad se convierten en atributos clave.

Finalmente, la enseñanza y la mentoría juegan un rol fundamental en el desarrollo de nuevos investigadores. Un buen mentor no solo imparte conocimientos, sino que también cultiva la curiosidad, la perseverancia y la capacidad de afrontar y superar desafíos. Estas cualidades son esenciales para cualquier investigador y subrayan que el éxito en la investigación se basa más en la actitud y el esfuerzo que en la genialidad.

El conocimiento en áreas como metodología de investigación, lógica inferencial, teoría de probabilidades, estadística, gestión de proyectos y bioética es crucial. Estos son tópicos que pueden y deben aprenderse. La curiosidad y la constante búsqueda de respuestas a nuevas preguntas son igualmente importantes.

Sin embargo, lo más esencial para ser un investigador exitoso es la adherencia a las tres D: decisión, dedicación y disciplina. Un aspirante a investigador debe estar firmemente decidido a seguir este camino, dedicarse a aprender todas las habilidades necesarias y mantener la disciplina para mejorar continuamente.

En conclusión, no es necesario ser un genio para investigar. Lo que realmente se requiere es determinación, dedicación y disciplina. Con estas cualidades, acompañadas de curiosidad y una actitud de aprendizaje constante, cualquier persona puede contribuir significativamente al campo de la investigación.

Conclusiones

Al desmontar estos mitos comunes sobre la investigación científica, revelamos una verdad poderosa y accesible: la investigación es una empresa no solo vital, sino también alcanzable para todos. No es un lujo reservado para naciones ricas, ni requiere de presupuestos astronómicos, ni está limitada a los genios.

La investigación es una herramienta indispensable para el progreso y el bienestar, crucial en países de todos los niveles de recursos. Hemos visto que, con creatividad y colaboración, los proyectos de investigación pueden florecer incluso en condiciones presupuestarias limitadas. La innovación y los avances pueden y han surgido de proyectos humildes, cambiando vidas y moldeando el futuro.

Además, la investigación es una profesión como cualquier otra, accesible a aquellos que tienen curiosidad, determinación y un compromiso con el aprendizaje continuo. Los verdaderos investigadores son aquellos que persiguen incansablemente respuestas, armados con la perseverancia y la capacidad de aprender de los fracasos. En este campo, la diversidad de experiencias y perspectivas enriquece el proceso y lleva a descubrimientos más profundos y significativos.

Esta es una invitación a mirar más allá de los mitos y ver la investigación científica como lo que realmente es: un camino emocionante y accesible para explorar lo desconocido, resolver problemas complejos y contribuir al bienestar colectivo. La investigación no es solo para unos pocos elegidos; es un campo abierto a todos los que están dispuestos a embarcarse en esta aventura de descubrimiento y transformación.

Así que, ya sea que estés empezando o seas un profesional experimentado, recuerda: la investigación es una jornada de exploración interminable, donde cada paso, cada error y cada éxito nos acerca más a entender y mejorar nuestro mundo. Tu curiosidad, tu dedicación y tu disciplina son las llaves que abren las puertas del conocimiento. Adelante, el mundo de la investigación te espera.

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