Los errores más frecuentes de las tesis – Parte 2

Investigación
Redacción
Tesis
Autor/a

Alcides Chaux

Fecha de publicación

3 de diciembre de 2023


En esta segunda entrada, continuamos con el compromiso de proporcionar orientación clara y práctica para mejorar la calidad de la escritura académica.

En el primer artículo de la serie, abordamos aspectos fundamentales como la importancia de un título conciso y representativo, la formulación adecuada de objetivos de investigación, el planteamiento preciso de hipótesis, la relevancia de un marco teórico bien delimitado, y la consideración cuidadosa en el cálculo del tamaño de la muestra.

Estos elementos forman la base sobre la cual se construye una investigación sólida y coherente. Sin embargo, hay otros errores frecuentes que pueden surgir en etapas posteriores de la redacción de una tesis, que son igualmente cruciales para la presentación efectiva de la investigación. En este artículo, nos adentraremos en aspectos tales como la interpretación correcta de pruebas estadísticas, la selección de gráficos adecuados, el uso apropiado de tiempos verbales, y la importancia de evitar la duplicación y la excesiva inclusión de detalles numéricos.

Nuestro objetivo es proporcionar una guía integral que no solo señale los errores, sino que también ofrezca soluciones prácticas y consejos para evitarlos. De esta manera, buscamos ayudar a los investigadores y estudiantes a presentar sus hallazgos de manera clara, precisa y efectiva, contribuyendo al avance del conocimiento científico y académico.

Interpretación inadecuada e insuficiente de análisis estadísticos

La interpretación adecuada de las pruebas estadísticas es un desafío en la redacción académica, especialmente cuando se trata del malentendido común en torno al valor P. Este estadístico, a menudo malinterpretado, cumple un rol importante en la interpretación de los resultados de una investigación. Veamos cómo podemos esclarecer esta confusión.

Primero, definamos con precisión el valor P: es la probabilidad de obtener un resultado tan extremo como el observado (o más extremo) en nuestra muestra, bajo la premisa de que la hipótesis nula es cierta para la población general. Este punto es crítico, ya que nuestra inferencia estadística se basa en lo que observamos en una muestra para hacer suposiciones sobre una población más amplia.

En este contexto, es fundamental entender dos tipos de errores ineludibles: los falsos positivos (observar un efecto en la muestra que no existe en la población) y los falsos negativos (no detectar un efecto en la muestra que sí existe en la población). Estos conceptos están íntimamente relacionados con la interpretación del valor P.

Ahora, al revisar nuestra definición del valor P, es evidente que este no indica la probabilidad de que la hipótesis nula sea incorrecta, ni confirma directamente la validez de nuestra hipótesis de investigación. No es una medida de nuestra precisión o error.

Una interpretación adecuada del valor P requiere comprensión y cautela. No es un veredicto definitivo sobre nuestras hipótesis, sino más bien un indicador que debe considerarse dentro del contexto más amplio de la evidencia y el diseño del estudio. Es vital evitar la simplificación excesiva de su significado y reconocer sus limitaciones en el proceso de inferencia estadística.

Para lograr una evaluación más completa y matizada de los resultados estadísticos, es esencial complementar el valor P con otras herramientas estadísticas como los intervalos de confianza y los tamaños de efecto. Estos elementos proporcionan una comprensión más profunda y contextualizada de los datos.

Los intervalos de confianza son particularmente útiles. En lugar de solo indicar si un efecto es estadísticamente significativo, como lo hace el valor P, un intervalo de confianza ofrece un rango de valores plausibles para el verdadero tamaño del efecto en la población. Por ejemplo, un intervalo de confianza del 95 % nos dice que, si repitiéramos el estudio muchas veces, el 95 % de los intervalos calculados contendrían el verdadero valor del efecto. Esto no solo proporciona una medida de la precisión de nuestra estimación, sino que también ayuda a entender la relevancia práctica del hallazgo.

Por otro lado, los tamaños de efecto son fundamentales para entender la magnitud de un hallazgo, independientemente de su significatividad estadística. Un tamaño de efecto grande en un estudio con una muestra pequeña puede no ser estadísticamente significativo, pero sigue siendo importante. Inversamente, un tamaño de efecto pequeño en una muestra grande puede ser estadísticamente significativo, pero quizás no sea relevante desde un punto de vista práctico. Al considerar el tamaño del efecto junto con el valor P, los investigadores pueden evitar el error común de sobreinterpretar la significatividad estadística como una medida de la importancia del hallazgo.

En resumen, el valor P no debe ser el único foco en la interpretación de resultados estadísticos. Los intervalos de confianza y los tamaños de efecto ofrecen información crucial que puede proporcionar un panorama más completo, ayudando a los investigadores y lectores a entender mejor la importancia y relevancia de los resultados. Esta aproximación tridimensional a la interpretación estadística es esencial para una evaluación precisa y matizada de los hallazgos de investigación.

Uso de visualizaciones inadecuadas e ineficientes

Al abordar la representación gráfica de los resultados en investigación, es importante escoger el tipo de gráfico más adecuado para comunicar efectivamente la información. Un error frecuente, pero evitable, es el uso de gráficos de torta.

Los gráficos de torta, especialmente en su forma tridimensional, no son recomendables para presentar datos de investigación. Su estructura basada en ángulos hace que sea difícil para el ojo humano comparar proporciones con precisión. En su lugar, los gráficos de barras, que utilizan ángulos rectos, son una mejor opción para presentar diferencias de proporciones, ya que facilitan una comparación más clara y directa.

El diseño de gráficos en la investigación no es solo una cuestión de estética, sino una aplicación de la ciencia de la visualización de datos. La selección apropiada de gráficos asegura que los resultados se transmitan de manera efectiva y precisa. Por ejemplo, los gráficos tridimensionales suelen ser innecesarios y pueden confundir más que aclarar.

Cada conjunto de datos tiene su propia historia que contar, y la forma en que presentamos esta historia puede impactar significativamente en la interpretación del mensaje. Elegir el gráfico adecuado no solo mejora la claridad de la presentación, sino que también respeta la integridad y la precisión de los datos investigados. La visualización de datos, cuando se hace bien, no solo informa, sino que también puede inspirar y convencer.

Además de evitar gráficos inadecuados como los de torta, es fundamental adherirnos a los principios de Edward Tufte para la visualización de datos. Tufte, un pionero en este campo, destaca varios principios clave para presentar información de manera clara y efectiva.

Uno de los principios de Tufte es la integridad de los datos. Esto significa representar los datos de manera honesta y precisa, evitando distorsionar la información. Por ejemplo, en un gráfico de barras, las barras deben ser proporcionales a los valores que representan, sin exagerar o minimizar las diferencias.

Otro principio importante es la simplicidad en el diseño. Tufte aboga por evitar el ruido innecesario en la visualización de datos, como colores llamativos o adornos gráficos innecesarios que priorizan el estilo sobre la sustancia. En cambio, recomienda centrarse en presentar la información de la manera más sencilla y directa posible.

Tufte también enfatiza la comparación efectiva de datos. Los gráficos deben diseñarse de tal manera que faciliten la comparación de diferentes conjuntos de datos. Por ejemplo, en lugar de presentar múltiples gráficos separados que requieren que el lector vaya y venga, puede ser más efectivo presentar los datos en un solo gráfico bien organizado.

Además, Tufte promueve la integración de texto, gráficos y números como un enfoque holístico. Esto implica combinar estos elementos de manera cohesiva para que se complementen y refuercen entre sí, proporcionando un contexto claro y una interpretación más fácil de los datos.

Por último, pero no menos importante, está el principio de multifuncionalidad, donde un solo gráfico puede servir múltiples propósitos o revelar diferentes capas de información. Esto requiere una cuidadosa consideración del diseño y la estructura del gráfico para que sea tanto informativo como versátil.

En resumen, los principios de Tufte para la visualización de datos enfatizan la importancia de la honestidad, la simplicidad, la comparabilidad, la integración y la multifuncionalidad en el diseño de gráficos. Estos principios son esenciales para presentar datos de manera que sean tanto informativos como inspiradores, permitiendo que los lectores interpreten y comprendan la información de manera efectiva y profunda.

Redundancia en la presentación de la información

Al abordar la redacción de tesis, es vital ser consciente de la tentación de duplicar o incluso triplicar la presentación de información. Un resultado que se repite en el texto, en un cuadro y luego en un gráfico, no solo contraviene el principio de brevedad en la escritura científica, sino que también puede saturar y desorientar al lector. La esencia de una tesis efectiva radica en su capacidad de ser concisa, lo que significa elegir con prudencia la forma más apropiada para presentar cada resultado.

La eficacia en la presentación de los datos se logra al emplear diferentes métodos de manera estratégica. Por ejemplo, utilizar una estructura narrativa para describir cambios y tendencias permite al lector seguir la evolución de los resultados de manera fluida. En cambio, para destacar diferencias específicas o patrones, una figura puede ser más ilustrativa y directa. Los cuadros, por otro lado, son ideales para proporcionar datos numéricos detallados, permitiendo una comparación precisa de los valores.

La elección entre texto, figura o cuadro depende en gran medida del tipo de información que se desea resaltar. En el caso de variables categóricas con pocas categorías, un gráfico de barras puede ser la herramienta más eficiente para mostrar las diferencias. Si las categorías son más numerosas, un cuadro se convierte en una mejor opción, organizando la información de manera clara y accesible. El texto, mientras tanto, debe utilizarse para tejer una narrativa coherente, evitando sobrecargarlo con números y datos que se prestan mejor para ser presentados visualmente.

Es esencial mantener la coherencia y la continuidad en la presentación de los datos. El estilo, formato y enfoque de los cuadros, figuras y texto narrativo deben ser consistentes en toda la tesis para facilitar la fluidez de la lectura y fortalecer la comprensión del lector. Además, una revisión crítica del borrador final es crucial para identificar cualquier redundancia y asegurar que cada elemento de la tesis contribuya de manera significativa. La retroalimentación de colegas o mentores durante esta etapa puede ser invaluable para obtener una perspectiva fresca y objetiva.

La redundancia en la presentación de datos no solo alarga innecesariamente la tesis, sino que también corre el riesgo de aburrir o confundir al lector. Cada componente de la tesis, desde los párrafos hasta las figuras y cuadros, debe ser intencional y contribuir a una comunicación eficaz y clara de los hallazgos de investigación. El objetivo final es asegurar que el lector comprenda con claridad y profundidad los aspectos críticos de la investigación: qué se hizo, cómo se hizo, por qué se hizo y qué implicaciones tiene. Una presentación de datos cuidadosamente planificada y ejecutada refleja la calidad del trabajo científico y enriquece significativamente la experiencia del lector.

Uso inadecuado de tiempos verbales

La redacción científica, a diferencia de la literaria, exige un uso preciso y claro de los tiempos verbales. El español, con su rica diversidad de tiempos verbales, ofrece una amplia gama de posibilidades expresivas, ideales para la literatura pero potencialmente confusas en el contexto científico.

En la ciencia, el propósito principal es comunicar resultados de las investigaciones de manera eficiente y sin ambigüedades. Aquí, los tiempos verbales se reducen principalmente a dos: el presente y el pretérito simple. Esta simplificación ayuda a mantener la claridad y evitar malentendidos.

Los detalles de la metodología empleada y los resultados obtenidos en la investigación se deben presentar en pretérito simple. Este empleo refleja la naturaleza concreta y finalizada de las acciones y hallazgos: son eventos que ya ocurrieron, acciones completadas, y descubrimientos realizados.

Por otro lado, los conocimientos establecidos, aquellos que son parte del canon científico, se deben expresar en tiempo presente. Este uso refleja que dichos conocimientos son actuales y continúan siendo relevantes en el ámbito de estudio.

Es fundamental usar consistentemente los tiempos verbales a lo largo del documento. Esta consistencia no solo asegura un flujo lógico en la narrativa, sino que también establece una estructura clara, facilitando la comprensión del lector. Además, comprender el contexto y el significado detrás de la elección de cada tiempo verbal es crucial. Distinguir claramente entre lo que se ha hecho (metodología y resultados, presentados en pretérito) y lo que está aceptado o en debate en la comunidad científica (presentado en presente) es esencial para transmitir de manera efectiva la investigación y sus implicaciones.

El recurso a tiempos verbales más complejos, como el pretérito pluscuamperfecto, debe evitarse en los reportes científicos. Su empleo, aunque enriquecedor en otros géneros escritos, podría generar confusión y complicar innecesariamente la comprensión del texto en un contexto científico.

En resumen, la redacción científica se beneficia de un enfoque lingüístico que valora la claridad y la precisión. La elección adecuada de tiempos verbales no solo facilita la comprensión del texto, sino que también refuerza la transmisión efectiva de información científica, permitiendo que los hallazgos y conocimientos se comuniquen de manera directa y sin ambigüedades. La coherencia y el entendimiento contextual son igualmente importantes para asegurar una comunicación científica efectiva.

Inclusión y presentación de excesivos detalles

En la redacción de informes de investigación — como las tesis y los artículos de investigación — es común observar una tendencia a incluir detalles numéricos excesivos, lo cual puede obstaculizar la legibilidad y comprensión del texto. Una práctica esencial en la presentación de datos es la simplificación adecuada, manteniendo la precisión sin sacrificar la claridad.

Un uso frecuente de detalles innecesarios es la inclusión de dobles decimales en porcentajes. En la mayoría de los casos, los porcentajes redondeados son suficientes y ofrecen una visión más clara de las proporciones. Para estadísticos como el valor P, es más eficiente mostrarlos con un decimal significativo o mediante notación científica, facilitando así su interpretación.

En el caso de valores de coeficientes, como los coeficientes de correlación o los coeficientes beta en modelos de regresión, limitarlos a un máximo de dos decimales es generalmente adecuado. La regla general debe ser: cuando menos decimales, mejor. Esto ayuda a evitar la sobrecarga de información y permite al lector centrarse en el significado más amplio de los resultados.

Es crucial diferenciar entre precisión y exactitud. La exactitud se refiere a proporcionar todos los detalles posibles, mientras que la precisión implica presentar la información de manera eficiente, enfocándose en lo que es necesario para transmitir el mensaje. En la redacción científica, la prioridad debe ser la precisión, no la exactitud.

La coherencia en la presentación de los datos es también fundamental. Asegurarse de que los decimales, porcentajes y formatos se presenten de manera uniforme en todo el documento mejora la legibilidad y la comprensión general. Al mismo tiempo, al simplificar los detalles numéricos, es esencial mantener la integridad de los datos. La simplificación no debe alterar el significado o la interpretación de los datos. Al redondear porcentajes o coeficientes, los investigadores deben asegurarse de que el nivel de precisión sea adecuado para el análisis y las conclusiones que se están presentando.

El objetivo principal de un informe de investigación es comunicar los resultados y responder a la pregunta de investigación de manera que la respuesta sea directa, clara y memorable para el lector. Al reducir los detalles numéricos excesivos y centrarse en lo esencial, los informes de investigación se vuelven más accesibles y efectivos, facilitando la comprensión y retención de la información clave. Esta aproximación no solo mejora la claridad del texto, sino que también refleja un enfoque más reflexivo y centrado en el lector en la presentación de datos científicos.

Conclusiones

En la conclusión de este segundo artículo de nuestra serie sobre errores frecuentes en la redacción de tesis, es fundamental subrayar la importancia de una comunicación científica clara, precisa y eficaz. Hemos explorado errores comunes que, aunque parezcan menores, pueden tener un impacto significativo en la calidad y la comprensión de la investigación presentada.

Hemos discutido la interpretación inapropiada de pruebas estadísticas, destacando la necesidad de comprender y comunicar correctamente el valor P, complementándolo con intervalos de confianza y tamaños de efecto para una evaluación más completa. Además, hemos enfatizado la importancia de seleccionar visualizaciones de datos apropiadas, alejándonos de gráficos de torta y otros formatos que distorsionan la comprensión de los datos.

En cuanto al uso de tiempos verbales, hemos subrayado la relevancia de emplear el tiempo presente y el pretérito simple, evitando complicaciones innecesarias que puedan confundir al lector. Este enfoque contribuye a una narrativa más fluida y comprensible. Además, hemos abordado la tendencia a proporcionar excesivos detalles numéricos, resaltando que la precisión no debe confundirse con la sobreabundancia de datos. Es esencial equilibrar la presentación de datos numéricos, manteniendo la coherencia y la integridad de los datos, para transmitir los resultados de forma efectiva.

Cada uno de estos aspectos juega un papel crucial en la redacción científica. El objetivo es comunicar los resultados de investigación de manera que sean accesibles, comprensibles y memorables. Al evitar estos errores comunes y adherirnos a prácticas de redacción claras y efectivas, podemos asegurarnos de que nuestras tesis y publicaciones científicas no solo transmitan conocimientos de manera eficiente, sino que también contribuyan significativamente al cuerpo de conocimiento científico.

En última instancia, una buena redacción científica no es solo una cuestión de seguir reglas — es una forma de respetar y valorar el tiempo y el esfuerzo del lector, facilitando una comprensión profunda y duradera de la investigación presentada.

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